Dulce Memorabilia
Un sabroso legado llegó desde los años 40’s y 50’s a nuestro país de manos de los maestros pasteleros y turroneros recien llegados de la agitada Europa a estas latitudes, enriqueció de conocimientos, buen gusto y sabor la pastelería de la Caracas de los techos rojos, fueron ellos quienes formaron generaciones de profesionales de la pastelería en sus nuevos y modernos locales, cuando aún no había academias ni escuelas de cocina en Venezuela. Sus productos ganaron su espacio entre muchos de los manjares que hoy visten la mesa de Navidad caraqueña, tomaron su lugar en nuestra memoria gustativa y nos ofrecieron, sin querer o queriendo, lo que para muchos de nosotros son hoy felices imágenes de infancia y juventud, de un primer amor, que, ahumando la vitrina con los suspiros de una respiración entrecortada, se ensoñaba con la boca hecha agua con comer, con goloso gozo, polvorones y figuritas de mazapán. Las huellas de ese sabor -empolvadas con azúcar flor- se encuentran aún en nombres tan destacados como La pastelería El Carmen, La Flor y nata, Mar-Bel, La Suiza (hoy desaparecida), la Tivoli, la Ducal, entre otras igualmente remarcables y que pese a los vaivenes veleidosos de la moda, y la lucha con la escasez y la precariedad para encontrar suministros constantes y confiables de materia prima, mantienen la bandera de la preservación de la calidad y de esos sabores que perduran hoy en la memoria.
Estos establecimientos gozan de fieles clientes que se abrazan a ellos con devoción que raya en el fanatismo, como cuenta el señor Alfredo Mendoza, dueño de la Flor y Nata, quien ha tenido que ingeniárselas para cumplir una petición de uno de ellos, hoy radicado en Houston, Texas; le dijo que, para él, Venezuela sabía a “Milhojas de la Flor y nata”. Bien, El señor Mendoza deconstruyó el dulce enviándole las doradas y quebradizas láminas de hojaldre en un envase y la suave crema en otro. Cumplida la entrega, el agradecimiento del cliente amigo llegó hasta las lágrimas. Un caso similar le ocurre anualmente a Miguel Fernández en la pastelería Mar-Bel, que con la ayuda de amigos o familiares de los interesados, envía sus famosos “turcos”, en envases de sello hermético hasta llegar a sus destinos en ultramar, y complacer así los caprichos del paladar nostálgico de algún antiguo habitué.
Los autores de estos prodigiosos sabores venían huyendo de los conflictos bélicos en sus países de origen junto a otros brillantes desplazados, que como ellos y con viento a favor, contribuyeron grandemente a encauzar las transformaciones urbanas que Caracas necesitaba. La positiva influencia de la mayoría de los inmigrantes de la década de los años cuarenta hasta finales de los años sesenta en nuestro país, españoles, portugueses, italianos, franceses, alemanes, suizos y algún que otro latinoamericano, dejó marcada su huella de fina estampa en el panorama gastronómico de una ciudad que jugaba -aunque se lo tomaba muy en serio- a ser cosmopolita... una época en que los sueños propios se construían sobre bizcochos, almendras y chocolate, no se remodelaban sobre los sueños ajenos. La mayor recompensa, mas allá de lo obviamente económico, no se conseguía a prezzo di moneta, era ganar a pulso la satisfacción del otro, la sonrisa cómplice del goloso, y el velado cumplido del niño que come despacio para que no se le acabe el dulce.
Los sabores del tiempo recobrado
Un nostálgico camino de migas para evocar vivencias durante el trayecto de regreso a la infancia en esta navidad...
Sabe a Turrón
Siguiendo la prédica de Santi Santimaría “hay que intentar volver a la cocina de la abuela”, recuperar sabores perdidos para recrearlos con las nuevas técnicas. La Flor y Nata, un establecimiento con casi de 70 años de experiencia en pastelería tradicional en el corazón de la Candelaria, y dirigida hace 50 años por Alfredo Mendoza, es un dedicado negocio familiar donde la gente va a recordar su infancia, pues preserva intactos las tecnicas de elaboración, los sabores y diseños desde los años 50. Colmados de finezas tales como turrones de yema, de Cádiz, figuritas de mazapán, polvorones, que ejecutan magistralmente con secretos procedimientos en el tratamiento de las almendras que los hacen únicos en el mercado.
Dirección: Entre Miguelacho a Cruz de Candelaria. Edificio Cruz de Candelaria, local 6. cerca de la Plaza La Candelaria.
Teléfono: (0212) 572.5832
52 años anclados en el mismo lugar hacen de Mar-Bel, creada por el legendario José Fernandez, y dirigida ahora por su hijo Miguel, un lugar digno de confianza para aquellos que buscan revivir los gustos de una pastelería que tiene como secreto la fina ejecución de fórmulas exitosas de su dilatada trayectoria para sobrevivir a las modas y al mercadeo de quincalla de golosinas en serie. Sus turrones de Coco, de Cádiz, de Jijona, además de sus mazapanes, polvorones y de sus delicadas pastas secas de una blanda textura que cede a la mordida y de sabor intenso de almendras frescas, son algo de no perderse.
Dirección: Dirección: Abanico a Canónigos. Edificio Juyomar, local B.
Teléfono: (0212) 561.6237
Roscones mágicos
El azaroso periplo de quienes sin la ayuda de una estrella, desean encontrar las mejores roscas de reyes para su mesa pasa, sin duda, por las manos de Juan Carlos Bruzual, quien desde hace ya dos años organiza entre el 5 y el 10 de enero el Festival de las Roscas en el IEPAN, donde son elaboradas suculentas versiones de las roscas de reyes de muchos países –entre otras, claro-. Memorables son sus roscas españolas, inglesas, las francesas con cebolla y queso emmenthal y las criollas con ponche crema. Escribiendo a su correo es posible obtener el menú con las opciones para el 2010. Es recomendable reservarlas pues tienen mucha demanda.
Teléfono: 265.9306 e-mail: infoiepan@gmail.com
La búsqueda del sabor perdido lleva por caminos insondables. Algunos buscan recobrar el tiempo tejiendo hilos que los devuelvan al pasado. Graciela Sahmkow dejó un cordón desde la cocina de su abuela en 1972 hasta hoy, en Dulce y Salao, su empresa familiar, uniendo la cocina actual a los sabores de antaño.
Su oferta abarca desde polvorositas de pollo y tartaletas de tomate y albahaca, tortas miniaturizadas de diferentes tallas en estuches de degustación, pasando por una torta de queso que saca a pasear recuerdos, hasta coronar con su suculenta torta negra vestida de etiqueta. Su taller es su casa.
Teléfono: (0212) 977.2955
El ponche recobrado
Francesca Gianelli, repostera por vocación y por herencia genética, va tras la huella de la textura, el sabor y la calidad de los sabores perdidos de los ponches de antaño. Luego de experimentar un año fórmulas de ponches caseros y de cosechar plácemes de amigos y clientes, dio con un balance perfecto, que equilibra el licor, la leche, los huevos y las almendras y/o chocolate, un gusto que no empalaga y que invita a continuar paladeando. Los sabores de sus ponches, almendras, almendras y chocolate y Amaretto, pueden adquirirse en presentaciones de 300ml y 750ml.
Teléfono. (0212) 263.8714 / 7609
Entre nueces te veas
Los muffins, desde antiguo, fueron considerados panes rápidos, de masa apenas batida, para acompañar el desayuno y las comidas, emparentados con los célticos scones y las francesas madeleines, son aun hoy día una imagen clásica del desayuno noreuropeo. En Entre nueces, joven y pequeña iniciativa de Rebeca Argibay y María Gabriela García, ejecutan impecablemente el espíritu de la receta original, pero incorporando detalles de estilo y sabor para lograr un equilibrado bocado de frutos secos. Sus mini muffins, presentados en empaques de 5 y 16 unidades, vienen en dos sabores, manzana con nueces y albaricoque y canela.
Teléfonos: (0412) 241.9240/ (0412) 263.0236
El inusitado éxito de una receta secreta peruana de alfajores sirvió de excusa a las hermanas Gonzáles para relegar sus diarias actividades en favor de una sabrosa idea: fundar Alfamores. La originalidad del producto estriba en la perfecta textura y sabor de su galleta y las creativas alianzas con rellenos que saben a guayaba, o crema de avellana, crema de almendras, chocolate, arequipe y crema de baileys -este último sólo por encargo-. Sus elegantes estuches y latas viajeras, que aseguran su integridad y frescura hasta llegar a su destino, lo convierten en una deliciosa opción para regalos personales o corporativos en esta navidad.
Teléfonos: (0212) 935.3427/ 986.0287
Del pilón
El inconfundible aroma y sabor que la masa de maíz pilado infunde a las hallacas es proverbial. Kena Coronado, formada en una tradición familiar hatillana de más de 50 años, la prepara onotada o blanca –añadiéndole si se requiere, el consomé que el cliente aporte-. El maíz es procesado en molino artesanal, lo cual dota a la masa resultante de una flexibilidad y textura a prueba de cuarteado, un solo kilo rinde para nueve hallacas. También vende hojas de plátano ahumadas, limpias y seleccionadas de San Andrés del Hatillo. Los pedidos para la masa deben hacerse con tres días de anticipación y debe ser usada, por ser producto fresco, antes de los dos días siguientes a su entrega. Para quienes no deseen complicarse, confecciona auténticas hallacas caraqueñas y bollos a precios accesibles.
Teléfonos: (0212) 963.5739/ (0414) 0140344
Hallaca boutique (¡y sin gluten!)
Una gustosa novedad de fin de año es la nueva y exitosa mini hallaca de León Levy –egresado del CEGA- y Yoly Angarita-formada en panificación-, este producto, con su perfecta masa de vegetales, sin gluten y con un finísimo relleno de indiscutible sabor caraqueño –de carnes marinadas en vino tinto- y envueltas en hoja ahumada de Oripoto, fueron elegidas como las hallacas oficiales del Hotel Pestana Caracas. También la ofrecen en su conocido tamaño tradicional y además, para complementar el condumio navideño, tienen un delicado quesillo de ponche crema y turrón blanco a la manera de Caracas, coronado con un generoso almíbar de papelón.
Teléfonos: (0212) 961.2937 (llamar después de mediodía) e-mail: pailasabrosa@gmail.com